lunes, 17 de mayo de 2010


ELLA QUERÍA ESO Y YO LE DABA ESO. NI SEMEN, NI SONRISAS, LATIGAZOS

Un día me pidió que la matara y yo me lo pensé.
Al señor magistrado le podrás decirque era el primer orgasmo de mi vida y que esa emoción violenta me mató,a mí no me lo digas, llévame una flor.
A mí, dame la opulencia de tus manos pegándome,abriendo surcos de amor sobre mi piel,tu distancia viéndome gozar, eso quiero,las blasfemias al oído para poder llegar:
Puta... Puta... Puta... hoy no te pegaré y, ahí, comenzaba el gran concierto.
Los ayes de la bestia se tragaban el almala moral quedaba arrinconada en la ventana y la carne en su ética, más allá de mi goce,imponía la maravilla del dolor, su algarabía.

Un día me pidió que la matara y yo me lo pensé.
A tus amigos puedes decirlesque no te amaba tanto.
Que me fui con un hombre que permite el silencio.Todos los amigos entenderán,me fui con un hombre,que amaba con frenesí,todos mis defectos.
Nadie preguntará por la que sólo gozacuando sobre su piel el amor deja huellas,marcas que atestigüen que estuvimos, ahí,amándonos.
Éramos únicos en esa soledad,tú, enamorado de mis gritos,yo, del dolor.
Tu cuerpo no existía,sólo tu brazo firmegol peando las nalgas de la muerte.
A tus amigos diles que un día me cansé de tus modales delicados, de tu timidez,que yo quería un macho a mi lado,que me obligara a amar,que me pegara siempre.
Y tú estabas lleno de palabras,tu brazo, al pegarme, siempre tembló.
Cuando tu brazo dejó de ser tu brazo y fue el viento de fuego del desierto,la helada razón de los glaciares árticos,ese día gocé,ese día gocé desde la marca al alma,ese día el dolorgozó en mí como nunca.

Hielo sobre fuego y no se derretía. Era un cristal que atravesaba el fuego y al chocar con la piel se diluía.
Al recordar,hielo y fuego eran el mismo sueño.
Quiero que intervenga la justicia,que se abra un expedienteque se investigue nuestro amor.
¿Quién es el asesino?
Tus manos que apretarán mi cuello hasta el orgasmo o la tarde de otoño donde ciegos,atravesamos las calles del delirio,donde una gran maldad nacienteme hacía gozar.
¿Quién es el asesino?Este pobre hombre sin destino que sólo desea mi deseode morir en sus brazoso la pequeña mujerque invade su cerebrocuando me llama puta.¿Quién el culpable, quién?
Si cuando su brazo se alzaba omnipotente contra el mundo,era la fuerza de su brazo, mi deseo.
Le digo no a la vida para poder amarte,me hundo entre las piedras amargasde tus universales reflexiones.
Esquivo bruscamente caricias comprometedoras y caigo, infinita,en mi propia negritud.
Hoy no es el goce el que nos llama.Hoy es la muerte la que quiere gozar.
¡Pégame!
Soy esa putaque siempre quisiste maltratar.La esclava por amorque siempre ambicionaste. La mujer extranjera y sin familia que nadie reclamará.
¡Mátame!
Llénate para siempre de mis gritosde goce con la muerte.
Toma distancia de nuestro amorpidiendo piedad y mátame.Haz como que juegas con mi cuello y rómpelo.Desprecio tu cobardía tu demencia varonil y muero sin que me mates,sin matarme muero.
Siembro en tu vida la duda, la sospecha.No me has matado, no y, sin embargo,eres el asesino, el que violó a su víctima mientras agonizaba.
Escríbeme un poema,no te olvides.Dibújame en la carauna sonrisa eterna.Pon tersura en mis pechos y en mis nalgas la salsa de la vida.No dejes de decir en el poema que yo, también, te amaba.
A mis mujeres amadas,a nuestras novias amadasles dirás toda la verdad:
Un día me pidió que la mataray la maté.
Y a cada una de ellas, mis amadas,le hablarás en secreto de nuestro amory del grandioso momento de mi muerte.
Ellas se volverán locas y buscarán el goce del dolor y tú serás el asesino en serie que la historia jamás olvidará.
Ten un destino pégame más fuertemátame.

Miguel Oscar Menassa