viernes, 9 de abril de 2010

FOTOGRAFIA DE UN ORGAMOS (FINGIDO)


















"Las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres pueden fingir una relación entera."
Sharon Stone




















“El cristianismo es, precisamente, la religión por excelencia, porque expone y manifiesta, en su plenitud, la naturaleza, la propia esencia de todo sistema religioso, que es el empobrecimiento, el sometimiento, el aniquilamiento de la humanidad”.

Miguel Bakunin
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MI SIGNO.

El Escorpio es un signo intenso con una energía emocional única en todo el zodiaco. Aunque puedan aparecer tranquilos, los Escorpio tienen una agresión y magnetismo interno escondidos dentro. Son afables, buenos tertulianos, reservados y cortés, pero aunque parezcan estar algo retirados del centro de actividad, en realidad están observando todo con su ojo crítico.

El Escorpio es tremendamente poderoso y su carácter puede causar enormes beneficios o grandes riesgos para los demás. Su tenacidad y fuerza de voluntad son únicas pero sin embargo son muy sensibles y fácilmente afectados por las circunstancias que les rodean. Son emocionales y fácilmente heridos o aludidos. De hecho pueden perder totalmente el genio al percibir, incluso erróneamente, que alguien les ha insultado. No saben morderse la lengua y pueden ser muy críticos.

Si un Escorpio logra utilizar su enorme energía de forma constructiva, es un gran activo para la sociedad y se puede convertir en un gran líder. No obstante, los Escorpio deben aprender a controlarse, porque pueden llegar a ser demasiado críticos y resentidos con los demás. Son excelentes amigos de los que consideran merecen su respeto.

Los Escorpio son muy imaginativos e intuitivos y tienen una gran capacidad para analizar situaciones y personas. De todos los signos del zodiaco son los que más probabilidad tienen para convertirse en genios siempre y cuando controlan su lado negativo porque si toman el camino equivocado pueden ser muy destructivos hacia ellos mismos y hacia otras personas. Deben intentar evitar sensaciones como la arrogancia, la agresión y los celos, porque se se rinden ante tales sentimientos negativos, tal es su fuerza para sentir intensamente que pueden perder el control.





















La destrucción

A mi lado sin tregua el Demonio se agita;
En torno de mi flota como un aire impalpable;
Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones
De un deseo llenándolos culpable e infinito.

Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte,
De la más seductora mujer las apariencias,
y acudiendo a especiosos pretextos de adulón
Mis labios acostumbra a filtros depravados.

Lejos de la mirada de Dios así me lleva,
Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro
De las hondas y solas planicies del Hastío,

Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos,
Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas,
¡Y el sangriento aparato que en la Destrucción vive!

Charles Bauldier.


Vino

Hoy sacaré la botella vino,
la que guardé,
la que el polvo acariciaba,
[algún día tendrías que regresar.

Estrujaré cada gota
y tus labios empalidecerán,
podremos salir a matar demonios,
a volvernos unos.

Bebamos,
la alfombra marcara tus rodillas,
[el roce de nuestras pieles es inevitable]
bebámonos.

Nadie ve,
la ventana está difuminada por nuestros alientos,
la mesa puesta el festín,
la punta de mi lengua afilada.

Hoy destaremos la hipocresía,
vuelves sin volver,
te acepto,
aunque solo es por el vino que guardé.

Salud por persona que se atreva a vivir conmigo, y más por la que me abandone.

Mosca





LADY LAZARUS.
















Lo logré otra vez,

me las arreglo —

una vez cada diez años.

Especie de fantasmal milagro,

mi piel brillante como una pantalla nazi,

mi diestro pie es un pisa papel,

mi rostro un fino lienzo

judío y sin rasgos.


Descascara la envoltura

¡Oh, mi enemigo!,

¿Aterro acaso? —

¿La nariz, las cuencas vacías, los dientes?

El apestoso aliento

se desvanecerá en un día.

Pronto, muy pronto, la carne

que la tumba devoró

se sentirá bien en mí

y yo una mujer que sonríe.

Tengo sólo treinta años.

Y como gato he de morir nueve veces.

Esta es la Número Tres.

Qué desperdicio

eso de aniquilarse cada década.

Qué millón de filamentos.

La multitud mascando maní se agolpa

para verlos.


Por Sylvia Plath (Primer fragmento).