Lo logré otra vez,
me las arreglo —
una vez cada diez años.
Especie de fantasmal milagro,
mi piel brillante como una pantalla nazi,
mi diestro pie es un pisa papel,
mi rostro un fino lienzo
judío y sin rasgos.
Descascara la envoltura
¡Oh, mi enemigo!,
¿Aterro acaso? —
¿La nariz, las cuencas vacías, los dientes?
El apestoso aliento
se desvanecerá en un día.
Pronto, muy pronto, la carne
que la tumba devoró
se sentirá bien en mí
y yo una mujer que sonríe.
Tengo sólo treinta años.
Y como gato he de morir nueve veces.
Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
eso de aniquilarse cada década.
Qué millón de filamentos.
La multitud mascando maní se agolpa
para verlos.
Por Sylvia Plath (Primer fragmento).
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