jueves, 1 de abril de 2010

UN ASESINO SERIAL APLAUDIDO POR EL CONGRESO DE LA UNION.



!!!!QUE VERGUENZA!!!!!! TENIA QUE SER MEXICO...

Gregorio Cárdenas Hernández nació en la Ciudad de México en 1915. Solamente quince días duró su carrera criminal, pero eso le bastó para entrar en los anales de la Historia como el asesino serial más popular de México. De niño, Goyo sostuvo una relación enfermiza con su madre, Vicenta Hernández, una mujer dominante que lo reprimió hasta su adolescencia. Pese a ello, el altísimo coeficiente intelectual de Goyo hizo que fuese un estudiante destacado. La encefalitis que de niño padeció causó, sin embargo, un daño neurológico irreversible; a raíz de su enfermedad, Goyo padeció de eneuresis y empezó a dar muestras de crueldad hacia los animales: se ensañaba torturando pollitos y conejos.

Ha sido además el único homicida que fue becado por una compañía petrolera, aguantó 34 años en prisión, estudió Química, Psiquiatría y Derecho, fue absuelto por el presidente de su país, hizo carrera de abogado al salir de la cárcel, protagonizó docenas de libros escritos por especialistas, se dedicó a la literatura y la pintura triunfando, colaboró en una obra teatral sobre sus crímenes, tuvo su propia radionovela y su película de culto en la Muestra de Cine, registró su caso para cobrar derechos, y además recibió un homenaje en la Cámara de su país, siendo señalado además como ejemplo para sus conciudadanos tras asesinar a cuatro jovencitas. Citando aquella canción de Alberto Cortez: "¡Qué maravilla, Goyo, qué maravilla!". En ningún país del mundo ocurriría algo similar. Sólo Goyo, nuestro mexicanísimo Goyo, podía conseguirlo.


Nació en la ciudad de Puebla en 1954, posee conocimientos de enfermeria y dedicada también en algunas ocasiones a la lucha libre (bajo el seudónimo de "La Dama del Silencio") o a la venta de rosetas de maíz afuera de la arena de lucha, y supuesta adoradora de la Santa Muerte; cometió varios homicidios en el área metropolitana de la Ciudad de México desde los años 90 del siglo XX hasta principios del año 2006

Barraza se ha transformado en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal en México, ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos en serie de otros países, como El Monstruo de Montmartre.



Delfina, María de Jesús y María Luisa González Valenzuela eran los nombres de "Las poquianchis", terribles hermanas dedicadas a la explotación de jovencitas, quienes al dejar de serles útiles sexualmente hablando, encontraban la muerte a manos de esta tercia de asesinas.

Durante más de 20 años las hermanas González sostuvieron su profesión de tratantes de blancas, con engaños reclutaban jovencitas de 13 años en adelante en los poblados pobres de Guanajuato y Jalisco y les prometían trabajo como sirvientas, pero la realidad no era tan benévola. En "La Barca de Oro", cantina propiedad de "Las Poquianchis", fueron encontrados los restos de cerca de 80 mujeres, 11 hombres y varios fetos, fueron condenadas a 40 años de prisiOn y a pagar 700 mil dólares como indemnización.


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